blogs: el quinto poder

Recientemente leía en El País una noticia un tanto inquietante en la sección de Internet. Bajo el titular «Coto a la publicidad en los blogs» el artículo se hacía eco de la iniciativa de la Comisión Federal de Comercio de Estados Unidos por la que se obligará a los blogueros a declarar los regalos o pagos en efectivo que reciban por parte de empresas y anunciantes, de modo que pueda considerarse un patrocinio.

No cabe duda de que en los últimos años la influencia de la blogosfera ha crecido de manera exponencial en prácticamente todos los ámbitos de la vida. El número de personas que recurre a blogs para obtener información sobre un destino turístico, un hotel, un producto, un servicio, un proveedor, un candidato político, un experto en finanzas… es cada vez mayor.

Así mismo, el número de blogs crece día a día, habiéndose convertido en un recurso web muy accesible y al alcance de todo el mundo. Las temáticas son tan diversas como los propios intereses humanos, y su alcance se ve multiplicado con un cada vez mayor difusión a través de plataformas como Facebook o Twitter.
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Tendemos a conceder mayor credibilidad a otra persona como nosotros, a un igual, a un  individuo corriente que comparte sus experiencias y que nos aconseja en base a éstas, que a un medio de comunicación sobre el que siempre va a recaer la sospecha de un interés comercial oculto. Y precisamente la blogosfera ha facilitado hasta límites insospechables ese acceso a todo tipo de información de primera mano de gente como nosotros.

Eso lo saben bien las empresas. Yo mismo he contado aquí en alguna ocasión como considero la blogosfera como uno de los ámbitos de actuación primordial en la estrategia 2.0 de Grupo Moby, no sólo el rastreo de ésta sino también el contacto continuado con blogueros influyentes en nuestro ámbito de actividad.

Ejemplos de bloguers que han llegado a convertirse en prescriptores de influencia inusitada, superior a la de cualquier medio de comunicación hay muchos. Quizás el más famoso y polémico es Perez Hilton, la estrella del gossiping bloguero, cuyas mordaces y deslenguadas opiniones sobre un disco o sobre una película puede echar por tierra y hacer que fracasen en cuestión de minutos determinados lanzamientos. O todo lo contrario. Por ello las discográficas se apresuran en presentarle en exclusiva sus lanzamientos y es ya un habitual de la alfombra roja en toda gala que se precie – Emmys, Grammys, MTV Awards…., recibiendo el tratamiento de auténtica celebrity en toda regla.

Como es lógico, cuando estos blogueros alcanzan determinada proyección se convierten en líderes de opinión relevantes y por tanto en bocado suculento para anunciantes. Y empiezan a recibir invitaciones para que escriban sobre sus productos, a cambio de contrapartidas, como puede ser la primicia y regalo del producto en sí mismo, pero también en ocasiones puede haber retribuciones dinerarias.

Y entiendo que es aquí donde empieza la preocupación de la Comisión Federal de Comercio, preocupación que bajo mi punto de vista debería ser la misma que la que deberían mostrar por las menciones que desde tiempo inmemoriable han venido haciendo los medios de comunicación de cualquier producto o servicio. Cuando leemos una crítica de un disco en el EP3, o cuando escuchamos una notica en la radio sobre el lanzamiento de un libro o sobre el estreno de una película… ¿no hay acaso una también detrás una maquinaria de relaciones públicas y de gabinete de medios para conseguir que dichos medios se hagan eco de nuestro producto? ¿y no hay muchas veces una contraprestación evidente como el regalo del propio producto y tantas veces, intercambios publicitarios? De todos es sabido que en un editorial de moda de una revista, difícilmente va a aparecer un producto de una marca que no sea a la vez anunciante de esa revista. Esto ha funcionado así desde que el mundo es mundo.
Por eso en mi opinión, el tratamiento o eventual legislación que se aplique a la blogosfera no debería diferir del que se aplique a los medios de comunicación. Es más, creo que además cualquier tipo de injerencia administrativa está abocada al fracasso, pues las formas de evadirla serán tantas que difícilmente se podrá comprobar la presunta relación entre un anunciante interesado y un bloguero.

Además, al final lo que prevalecerá es el propio contenido de ese blog, y difícilmente se convertirá en referencia un blog en el que los intereses comerciales sean muy evidentes y transmita poca objetividad (al menos en lo que a fuente de información y consulta se refiere).

Por otro lado, el blog me resulta muy interesante como arma al alcance del ciudadano para protestar, y en este sentid, son cada vez más frecuentes los blogs de denuncia social y ciudadana. Debido a mi cruzada Ciudadano Apestado, especialmente interesantes me resultan los que tienen como objeto la denuncia del deterioro medioambiental y de la situación de suciedad de  nuestras calles.

Ya en su día comenté aquí la repercusión del blog de la plataforma Lavapiés no Pasa, que fue el vehículo que aglutinó todas las iniciativas vecinales. Hace poco conocía otro fotoblog de denuncia de la suciedad que se acumula en torno a los contenedores de la calle Ave María en Lavapiés: Tengo una basurada.

Me gustaría saber qué atención prestan las administraciones a este creciente fenómeno de denuncia, si es que prestan alguno, que verdaderamente lo dudo. En pleno auge del Open Government, la voz del ciudadano debería ser cada vez más relevante en la toma de decisiones, y  hoy en día se dan las herramientas y canales propicios para que esto ocurra: no sólo a través de blogs, sino también de redes sociales de todo tipo en las que cada vez es más frecuente encontrar grupos orquestados en torno a un causa de tipo reivindicativa. De esto hablaba precisamente el último post de Ion Antolín en su blog, haciendo precisamente referencia a Ciudadano Apestado.

Así que por concluir, seguiremos hablando de la blogosfera mucho mucho tiempo.

Acabo este post con música, pues anoche tuvo lugar una Sesión Myspace en la sala Ochoymedio (curiosamente sala que dio nombre al primer blog que tuve) a cargo del grupo porteño Miranda. No voy a entrar en crítica musical sobre el concierto en sí, pero sí hablaré de lo poco atinado de la mecánica para acceder a la sesión.

Las Sesiones Myspace son gratuitas y el único requisito para entrar es agregar a Sesiones Myspace como amigo en tu perfil de Myspace e imprimir el perfil para poder acreditarlo en la puerta de la sala. No deja de sorprenderme que una de las empresas más representativas del universo 2.0, siga recurriendo a un método tan rudimentario y poco eficaz a la vista de los múltiples problemas que surgieron a la puerta: no se veía el nombre del usuario en la impresión, según la configuración de la impresora aparecía o no el nombre de Sesiones Myspace… y a esto hay que añadir que se exigía un DNI, algo que no se había avisado con anterioridad. Conclusión: mucha gente (yo incluido) acabamos en el locutorio de turno volvieno a imprimir nuestro perfil para poder acceder a la sala.

Es lógico que puesto que el concierto es gratis, Myspace solicite estar en el Top Friends de los invitados, pero creo que hoy hay muchas posibilidades más efectivas y por supuesto más ecológicas de controlar el acceso: sms, por ejemplo.

Si a esto le sumo que esta semana he estado dando de alta el peril de Areia Chill Out en Myspace, con muchos problemas desde el mismo registro al diseño y sobre todo a la carga de música, digamos que no ha sido ésta precisamente mi semana Myspace.

Y sin embargo ver a Miranda en directo ha merecido la pena y no me queda otro remedio que dar las gracias a Myspace por la iniciativa y dejaros con el vídeo de su temazo «Mentía«.

¡Feliz fin de semana!

Una respuesta a “blogs: el quinto poder

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